lunes, 19 de mayo de 2014

Pedagogía, Psicología y otras ías



Si es una denuncia, si se trata de una provocación que quiere escandalizar al personal para que tome conciencia de la calidad de la formación que se proporciona a los maestros, la suscribo. Hace veinte años dije, con esa intención, que para ser un buen maestro lo mismo daba estudiar magisterio que agricultura.
Los sucesivos planes no me parece que hayan puesto remedio a esa situación. La formación de los maestros sigue siendo fundamentalmente academicista, disciplinar, atomizada, centrada en los exámenes, de espaldas al desarrollo tecnológico o empleando pobremente las tecnologías, con poca presencia de prácticas y ajena a las cuitas profesionales de quienes se dedican a la enseñanza a diario. Aunque ahora se programen competencias, en un uso lampedusiano de la retórica pedagógica.
Pero cuando Esperanza Aguirre ha acudido en apoyo de Ignacio González para pedir que cualquier titulado pueda presentarse a las oposiciones, no compone un gesto que permita intuir el doblez. No; lo dice en serio. Con el olfato de un gato de escayola, ya que conocimiento del asunto no tiene, afirma sin pudor que educar es, en primer lugar, transmitir conocimientos. Partiendo de semejantes convicciones, se comprende que el temario de oposiciones ya es más que suficiente pedagogía, psicología y otras ías menores que vendrían a adornar lo verdaderamente importante para educar. Vaya, cargarse la formación, no mejorarla.
Parece como si quisiera reducirnos a todos al lamentable nivel que se exige a los políticos para ejercer como tales.
Columna publicada en Periódico Escuela en mayo de 2014

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